Friday, October 20, 2006

La niña que en mi alma está.

Brinca la niña que andando va

Dulce manjar de tiempos mejores

Con su bondad inspiran amores

Las niñas que como mi niña van.



Vibra la niña que orando va

Un hálito suave ella desprende

Silencio en su alma penitente

Pues su sonrisa rezando está.



Ignora la niña que amando va

Sin saberse amada con dulzura

Tiernamente adorada, con locura,

Por este joven que versando está.



Ama la niña que soñando va,

En una estrella busca su destino,

Tal vez la estrella es el amigo,

Que a su lado desde siempre está.



Sonríe la niña que brincando va,

Indiferente al amor de un gran amigo,

Que un gran día cometió el desatino,

De amar a la niña que en su alma está.



 

Dulzura de dos.

Dulce otoño de las letras, que en mi vida vives,

Consumes la zona pura, y mi pena extingues.



Dulce temblor de mis manos, alondra que cantas a mi oído

Me cubres cuando hace frío, me llenas al estar vacío.



Dulce silencio de inquietudes, maestra virtuosa y divina,

Me sujetas a tu vida por el alma, y me llenas vivamente con tu calma.



Dulce ternura que me inspira, versos de una tierra incierta,

Sosiegas mi deseo de una musa, y mis versos con belleza perfumas.



Dulce princesa de mi propio cuento, sincera sonrisa en la mañana,

Vive niña para mí hasta lo eterno, ama lo que siempre fue muy tierno.



 

Corto Agradecimiento.

Gracias

Y no digas “no agradezcas”

Bendita eres

Posees mi corazón

Amiga

Vez que soy tu amigo

Eres felicidad

Y yo soy amargura

Pero contigo

Soy una amargura dulce.



Ángel

No eres nada más que eso

Un ser hermoso y bendito

Que llega con gracia y bondad

Para mi consuelo

Ya que a mi lado estás

Y jamás has fallado

En el deber que pura piedad

Pusiste en tus hombros

Que es el consolarme.



Santa

No te corresponde otro nombre

Piedad, don y entrega

Conjugados en un verbo nuevo

Verónica

Brindando alegría a un infeliz

Una amiga

Regalando sonrisas por doquier

Un ángel

Protegiendo y guiando a mi lila.



Ángel que iluminas

Santa que perdonas

Amiga que callas

La desesperación

Gracias de nuevo

Una y mil veces

Las piedras te gritan

La luna te aclama

Las estrellas te idolatran

Y lo mereces en verdad

Por ser como eres

Eres mi felicidad. 

La Señora y el Señor.

 Pícara la señora
Pícaro el señor
Somos dos amigos
Que brincamos sobre el sol.

Baja la señora
Un tanto alto es el señor
Somos dos colibríes
Volando de flor en flor.

Siempre gana la señora
Un perdedor es el señor
Entre burlas y enojos falsos
Amamos la misma flor.

Muy sagaz es la señora
Inteligente es el señor
El uno grita mucho
La otra ríe mejor.

Eres tu esa señora
¿seré acaso yo el señor?
Por supuesto debo serlo
No veo otro perdedor.

Picardía de dos Nobles
Que la Amistad unió
Que bonito que se siente
Ser señora y ser señor.

Retrato de Verónica.

Ella es de sonrisa indulgente. De una gran mente, que llena el espacio de las dudas. Es amiga por naturaleza, pues otra cosa no podría ser. Es amiga, por cordialidad, pues amabilidad no le falta. Sus ojos a veces me llevan a una ventana, que es muy hermosa. Adosada con cortinas color beige, que siempre están recogidas para mí. A esa ventana me acerco, muchas veces temeroso, y pego mi nariz al cristal frío. Anhelo tanto entrar en aquella habitación, pero la cordialidad de su amistad jamás me abriría la puerta de la habitación en que se encuentra mi ventana preferida.

Camina con paso de niña. Un poco corre, otro poco salta. Cada paso es como un baile, un musical, que he seguido por años; es la melodía de un ser querido que se acerca. El vaivén de su caminar me hipnotiza por ratos, y simplemente me quedo observando como camina, mientras los recuerdo de toda una existencia, me hacen sonreír. Es bajita, pareciera una niña. Tiene el rostro dulce, una mirada misericordiosa y un perfil adorable. Al hablar ella, mis mejillas tiemblan, siento un cosquilleo en mi estómago y mis labios no pueden refrenar una sonrisa. Su hablar es fluido, elegante y muy formal. Adoro cuando pronuncia mi nombre, es como una pieza de música que me deja encantado. Sus gestos delicados acompañan a su voz, y simplemente me cautiva al hacerlo. Cuando me besa la mejilla siento las nubes, una rosa y las más suaves plumas, además de un nuevo resurgimiento de una sonrisa. Es coqueta, y su coquetería es terrible para mí. Sus coqueteos son puros, castos, y por lo tanto dulces, sutiles, atreviéndose a dar una sonrisa, acompañada de un brillo especial de los ojos: una mirada que anhelo recibir.

Es amiga, y la quiero con el alma entera. Susurra versos en mi oído últimamente, a través de la distancia que nos separa. Ha pasado de querer a amar. De amiga a Musa. Pero creo que no le va a agradar el saber de esto que ahora escribo. Verónica es amiga, y nada más. Puesto que así lo siente, así lo siento yo también. Mientras ella esté, yo estaré. Mientras ella respire, respiraré. Desearía dejarlo todo por cumplir sus sueños. Ser su ángel eterno. Que no me viera tan siquiera, que no sepa que estoy a su lado. Tan solo protegerle, ayudarle, consolarle, sin que lo pueda saber, puesto que es amiga. Desearía estar a su lado por siempre, no separarme de ella. No importa si no me ve, no importa si no se percatara de mi presencia, con que yo la pueda ver, cuidar, mirar, mi vida tendría sentido, tendría una razón poderosa para vivir. Sería poseedor de la sonrisa más perenne, de una sonrisa eterna.

Puesto que Verónica es amiga, ella leerá esto. Salud, amiga, perdona robar tu esencia y plasmarla en estas líneas. Solo me urgía expresar lo que eres dentro de este corazón que se alimenta de historias y poesía, como los elfos de los cuentos solían vivir. Ven, Verónica entiende todo. Todo lo escucha y lo piensa. Ella todo lo perdona. Me enseñó que no hay perfecta, que sólo hay ideal, y al hacerlo me hizo caer en cuenta, que la ideal tal vez sea ella. Sonríe Verónica, amiga mía. Te he retratado con mis letras, y esta es mi última pincelada. Verónica es lo que más me haría llorar, y lo que me hace siempre sonreír. Es tan solo una hermosa niña. Es tan solo mi amiga. 

Wednesday, October 18, 2006

De cómo entrar en un grupo Literario.

La chica observaba atentamente al joven sentado en la banca frente a ella, pero el joven tan solo miraba fijamente al suelo, como si estuviera mirando un pozo profundo o alguna terrible aparición. Ella no podía creer que aquel joven apareciera así, tan de repente y tanto tiempo después de aquel concierto de violonchelo. "El mundo es muy pequeño en verdad" pensó la joven. Siguió observando al joven que estaba sentado frente a ella. Lo había conocido en aquel concierto presentado en la Casa de la Cultura de Quito. Se había presentado la mejor violonchelista del mundo, y ella había asistido gustosa. Gustaba mucho del arte, en sus distintas facetas: literatura, pintura, música, etc. Todo lo artístico ella lo apreciaba. Era otra de esas almas cultas y sofisticadas que están atrapadas en el remolino intermitente del avance de la humanidad, en la que se pierden los matices hermosos, y se embarran los contenidos en una masa informe que ya a nadie le interese, y a pocos abruma.
El joven se había sentado en la butaca al lado de la chica, y había llamado la atención de esta por la concentración con que admiraba la música. Por ratos miraba fijamente a la intérprete, juzgándola con una indulgente mirada, y luego cerraba los ojos con una pequeñísima sonrisa en los labios. Estaba vestido con un terno negro, muy elegante, y llevaba una rosa roja en el bolsillo del saco. Este modo de vestir, y la manera en que se comportaba ante el encantador sonido del violonchelo, distrajeron por largo rato a la chica. El joven terminó por darse cuenta de esto y dejó de actuar de aquel modo, mirando de reojo a la chica que tenía al lado, con una leve mueca de reproche en los labios. La chica no se atrevió a mirar de nuevo al joven de negro, y se concentró en la melodía.
El tiempo pasaba, la vilonchelista tenía al público prendido, fascinado, extasiado. Había logrado transportarlos al remanso más hermoso: al cielo musical. En el que todas las tonalidades son notas, y todas las notas una mano, que acaricia el ser humano exáctamente donde más lo necesita: en el alma. Entonces, al terminar de escuhar una pieza excepcional, la chica escuchó una voz suave a su lado:
-Me es muy grato ver a una joven que aprecia el arte tan bien como vos.
La chica se sobresaltó al regresar a ver quién se dirigía a ella y observar la triste mirada del joven de negro.
-Me percaté que vos también apreciáis el arte joven -respondió la chica-. Os observé algún tiempo.
El joven sonrió y sacó del bolsillo interior de su saco una tarjeta, la cual extendió a la chica.
-Mi tarjeta, señorita.
Ella leyó el nombre del joven, y el título que ostentaba. Era escritor.
-Sois escritor, joven, ¿cómo es que no he sabido de vos en el medio?
-Bueno señorita, eso de debe ser porque mi medio no es uno que se adapte mucho a su medio -repondió este seriamente.
La señorita se sorprendió un poco, pero luego se sonrió. Era por demás obvio que existían aún, prevaleciendo a lo mundano del mundo actual, los grupos literarios clandestinos.
-Disculpad mi atrevimiento, joven -dijo la chica-. Pero me gustaría recibir de vos una invitación a vuestro medio, si me es permitido.
-¿Os interesáis, pues, en la literatura?-preguntó fascinado el joven.
-Me intereso mucho en la literatura, sí -respondió la chica-. Toda mi vida he leído, y busco por doquier a escritores. Deseo compartir ideologías, explorar distintos credos y ver mis creencias aplastdas por razonamientos sublimes.
-Siento mucho tener que negarme, señorita, pero es que mi medio está mucho mejor en el secreto de los que celosamente lo guardan.
-Comprendo perfectamente, joven, no os preocupéis-y dicho esto, la chica se levantó y salió del edificio, dejando al joven en una actitud de profunda meditación. El concierto había terminado.
Y ahora se encontraban después de dos meses de haber sucedido esto, y el joven no parecía haberse percatado de que la señorita con quien había compartido la magia del violonchelo. La chica no encontraba manera de acercarse al joven, así que después de unos minutos, decidió partir hacia su hogar. Sin emgargo, al levantarse, observó que algo pasó volando junto a sus ojos y se clavó en el árbol que tenía al lado. Se regresó a ver y observó que el objeto era un shuriken, conuna nota atada a él. Esta tomó el shuriken sin temor y con soltura. Había investigado mucho sobre la cultura ninja y las armas usadas en Japón en las diferentes dinastías.
La nota decía lo siguiente:

Señorita:
Me complace comunicarle que el secreto de nuestra agrupación de escritores ha sido extendido a usted mediante este poco usual medio. Se le espera.
El joven de negro.


Tenía una dirección al reverso de la hoja. Pero la chica regresó a ver al joven frente suyo. Entonces vio que el joven se había ido. Sin duda él había lanzado el shuriken. La joven guardó la nota y se alejó hacia su hogar jugueteando con el shuriken. Había ingresado a un grupo de literatos de una manera muy singular. "Quién lo hubiera imaginado" pensó "Que un violonchelo y un shuriken conducirían a un ser al mundo del arte"

Monday, October 16, 2006

Girasol de ensueño.

Oh, petit pouce,

Me has encantado con tu alma

Me has embriagado de fantasmas

Has llenado mi cuento con hadas

Y ahora soy un muerto que ama.

Que brilla y que se amarga

Que sopla y que se estanca

Soñando en tus pestañas

Sus ansiosos labios.


Pequeña mía,

Eres un girasol en un prado verde

Ondeando en el viento suave.

Mientras te susurran mis versos,

Tratan de alcanzarte mis besos,

Y fantasear a tu lado el cielo,

Coquetear mientras te beso.

Y comenzar débilmente a llorar,

Con ternura en tu regazo,

Tu rostro con mi rosa acariciar

Y que mis lágrimas contemplen

Dos cielos eternos:

El azul del viento

Y tu rostro sonriendo.


Girasol ameno,

Adorarte es mi pasión más secreta,

Y mi dolor el vino que más quema.

Suave amor de otoño, que brilla rosa,

Cuando tú besas mi mejilla aturdida,

Desearía susurrarte cualquier cosa

Para que seas parte eterna de mi vida,

Y tomar tu mano entre las mías,

Saciar mi deseo con tu sonrisa un segundo,

Besarte girasol, para que sonrías,

Y me des tu virtuoso mundo,

¡Oh cariño, eres mi poema más hermoso!

Mis deseos más buenos, la virtud nueva,

En medio del abrazo más tierno, amor,

Desearía me confieses que me adoras.


La ideal,

Es un sueño que me despierta del cielo,

Es un temblor que recorre mi sueño.

Mas al despertar del más dulce deseo

Solo queda escribir un poema, un beso,

Y depositarlo suavemente en tu mejilla.

Friday, October 13, 2006

Secreto

Brilla,
en mi alma al ser ausente
come,
lo que mi corazón desea darte hoy
siente,
pues si no jamás sabrás mi secreto
acepta,
y te daré mi corazón sin recelo.

Thursday, October 12, 2006

Musa ausente.

Desde tres lunas atrás
no escribo con el sol
y me esquiva el crisol
en que se forja la poesía.

Me haces falta musa
me mata tu muerte
me ata tu suerte
me inspira la nada.

Y al llorar al fin la tristeza
no alcanza para un poema
surge de nuevo el problema
por mi musa estar ausente.

Tuesday, September 26, 2006

Aventura con una rosa.

Vislumbro una oscura suerte
sin reparar en lo olvidado
soñando con lo amado
me encontré con lo inerte.

Lloro al ver la rosa muerta
sonrío pues merecía morir
cruelmente no paro de reír
mientras suave abro la puerta.

Y al entrar al vestíbulo
de mi mente malévola
la rosa toda histérica
me quitó lo suyo.

Huyendo de aquella rosa
reconozco mi dolor
encuentro en su candor
lo que mata mi prosa.

Monday, September 25, 2006

Mi pasado se transforma en insomnio.

Día a día me encuentro solo, a pesar de estar rodeado de personas. Al no estar en la Universidad, me siento además inútil. Y el hecho de que no hago nada me tiene muy aburrido, me consume en un sopor somnoliento que vive conmigo, y que se ha transformado en algo parecido a respirar. A veces siento que me ahoga. En mis esfuerzos por hacer algo, llego a escribir, pero por alguna razón, la luz, el ruido, y mi propio cuerpo, parecen limitantes al momento de plasmar mi alma en el papel. O tal vez es que últimamente he estado pensando demasiado en mi pasado.

La hora de acostarme, se ha convertido en la hora que más temo que llegue durante todo el día, porque una vez que llega, no hay nada que me salve de enfrentarme a la realidad. Parece que mi conciencia tiene el mismo horario de trabajo que el de los seres más funestos de la sociedad. Como ellos, mi conciencia despierta de noche, y comienza a acuchillar mi alma, a robarme el sueño y dejarme tirado en el asqueroso suelo de mis propios pecados. Pero además, me muestra lo que durante el día trato de evitar ver, me hace recordar lo que la luz del sol me ayuda a olvidar: mi pasado. Me he convertido en un insomne eficiente. No concilio el sueño, pues las sombras que más asestaron traicioneras puñaladas en mi espalda, habitan mi mente. Los funestos acontecimientos se presentan en nítidas imágenes en el cine cruel de mi memoria. Veo otra vez como mi amiga se alejaba de mí. Me veo de nuevo rodeado de los que eran mis amigos, tratando de acabar con mi existencia, tratando de frenar mi respiración. Veo también a aquella mujer, aquella maldita mujer, que se retuerce en medio de tantos hombres, y llenaba mis oídos con las palabras más dulces, que luego se transformaban en las mentiras más amargas. Veo todo lo que más odio en el momento en que me acuesto en mi cama, como un convaleciente enfermo se acostaría en su ataúd, conciente que se presta al tortuoso descanso de la muerte. Lo que nos diferencia es que él tiene la esperanza del Cielo, o áun el reconfortante saber del Purgatorio. Pero yo sé que al acostarme solo me espera un maldito Infierno: el de mis más terribles recuerdos.

Soy el más inconsolable de los insomnes.

Pequeña Introducción a un Alma Triste.

He decidido hacer público lo que escribo, manteniendo a punto mi mente, tratando de que mis letras transmitan lo que siento. Deseo compartir con aquellos que deseen, lo que yo pienso, siento, realizo y fallo en realizar. Voy a compartir todo lo mío. Voy a hacer lo que más adoro en el mundo, lo que me apasiona: escribir.