Friday, October 22, 2010

Amor en un sueño

Hoy desperté con un dulce sabor en mi boca, y con una paz somnolienta en el alma. El sueño en que la noche me envolvió me hizo ver una felicidad absurda.

Allí aparecías, tan ajena como siempre. Apenas conozco tu nombre, y tu apenas conoces mi existencia. Pero tu sonrisa la sonrío cada vez que la veo, y la siento por momentos en mis hondos suspiros.

Quiso Morfeo que en mi sueño te dijera lo que claramente Dios pensó al crearte: ¡que hermosa sonrisa! Hermosa mirada, coquetas palabras. Y tú, por entre las infinitas posibilidades del sueño, me confiesas que desde siempre me has mirado. ¡A mí! Al más indigno de tus amantes. ¡A mí! Cuya existencia apenas has notado. Y mi corazón reboza entre la alegría y el miedo.

¿Cuánto durará este sueño? Es el pensamiento que me carcome, aunque dentro de él soy inconsciente de estar soñando y creo apenas en esa realidad pasajera, e inconcebible. ¿Cuánto durarán tus palabras suaves, suspiradas en mi oído? Pude sentir tus labios esta noche, y sentir que tu mano acariciaba la mía, y sin embargo, ¿cómo no dudar, aunque fuera en un sueño, que te irás sin más, como tanto temo?

Y lo más increíble, lo más aterrador del sueño, es que me consuelas y me aseguras que fuimos concebidos para juntos ser eternos. Susurras que tú así lo sabes, lo sientes, lo aseguras. Y yo quiero confiar, aunque sea en un sueño, en que por siquiera un instante, todo esto sea cierto.

El sueño me lleva por caminos errantes, lejos del calor de tu alma. Y mis dudas me inundan mientras la ficción de mi sueño me lleva lejos de tu soñada presencia. Y yo soy entero, en sí, yo mismo, toda la duda, personificada en un sueño. Somos de mundos divergentes, de pensamientos contradictorios. ¿O no lo somos? Qué curioso efecto, cavilar todo esto en un sueño, cuando a la luz del sol, jamás me pregunté siquiera sobre nuestros pensamientos.

Pero en el sueño, en la distancia, recibo un mensaje tuyo, lo recibo con sorpresa, lo recibo desconfiado, sin esperanzas, con miedo. Pero eres de nuevo tu, asegurándome que me quieres. ¡Qué tú, de entre todas las mujeres que pudieron cruzarse en mi destino, me quieres! Y casi entre lágrimas me dejo atrapar por una alegría que todavía siento incierta. ¿Cómo saber que es cierto, aunque sea en mi sueño?

El mensaje lo escribiste en inglés, y me aconsejas al final usar un traductor. Aquello me enternece. Me aseguras que me quieres, me consuelas en mi sueño, al pensar en no tenerte, y a pesar de eso perderte, y ni siquiera sabes que puedo hablar inglés tan bien como tú.

Son las casualidades del sueño, son los crueles caminos del subconsciente, aunque en el sueño no lo sepa. La desesperación de una imposibilidad, de la imposibilidad de quererte, me llena de incertidumbre el alma dormida, aunque resuelva quererte y arriesgar el corazón, aunque sea un corazón durmiente.

Y luego me despierto, me despierto y busco entre las sombras de la mañana tu recuerdo. Ha sido un sueño tan bonito, un sueño tan despierto. Nunca imaginé soñar contigo, ni que sería tan hermoso el soñar con lo nuestro. Y luego mi alegría se va, se va y me acongoja el corazón. Que cruel destino, soñar con ser amado, soñar con dudar y ser consolado con un cariño de ensueño, y despertar en la soledad de mi habitación sin amor, sin dudas, y sin consuelo.

1 comment:

Wilfo said...

Mauricio me gusto lo que has escrito en el blog .sueñas con ella pero te decepcionas al ver que era tan solo un sueño .¿Quien será la chica?
Pero eso le llega al corazón mi amigo.